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Un levantamiento endoscópico de cejas tira del músculo frontalis

La indicación para la cirugía es el paciente cuya frente se ha caído sobre los ojos y/o tiene líneas de frente excesivas y/o tiene líneas verticales excesivas entre las cejas.

Esencialmente, el procedimiento consiste en retraer la piel de la frente a su posición anterior; el cirujano estético tiene unas directrices fundamentales para diseñar cómo debe conseguirse.

El endoscopio (un telescopio iluminado) permite al cirujano realizar su operación a través de varias incisiones pequeñas, sin alterar el principio del procedimiento realizado.

El occipito-frontal es un músculo con dos vientres y un tendón plano (aponeurosis) entre ellos. La porción "Frontalis" es el músculo que eleva las cejas y arruga la frente. Parte del fenómeno del envejecimiento es un descenso de la piel de la frente sobre las órbitas, por lo que el margen orbitario, antes claramente distinguible, está ahora borroso, las cejas peludas descienden por delante de la órbita y la parte superior de los ojos queda oculta.

La cirugía consigue un reposicionamiento, un retroceso, del músculo Frontalis. Se realizan varias incisiones pequeñas (1-2 cm) en los márgenes de la línea del pelo, en las sienes y en la línea media que permiten cierto grado de cirugía "a ciegas", y el uso del endoscopio según esté indicado. Sustituyen a la anterior incisión de oreja a oreja, despegando la piel de la frente hacia arriba.

Se penetra la fascia profunda, se retira a ciegas y de forma roma la aponeurosis (también llamada galea) del hueso hasta acercarse a los márgenes orbitarios y las inserciones periféricas del arco cigomático.

Es deseable preservar el nervio supraorbitario y el nervio troclear, y es aquí donde el endoscopio resulta útil; la herramienta se inserta a través de una pequeña incisión y luego, guiado por la apariencia en la pantalla del televisor, el cirujano puede, a través de otra incisión, liberar las inserciones fibrosas de los márgenes orbitarios y otros anclajes periféricos sin dañar los haces neurovasculares.

Al final de esta “liberación”, la frente es móvil y puede levantarse y estabilizarse en la posición deseada. Esto se puede lograr con suturas no absorbibles (o de absorción muy lenta) en la fascia profunda, plicándola, o algunos cirujanos utilizan un dispositivo de anclaje implantado. La cara queda expuesta durante el procedimiento, lo que permite la visualización directa del "trabajo manual" y la seguridad de que se ha logrado un estiramiento y elevación simétricos antes de que las heridas se cierren finalmente.