Término utilizado para designar el lado de la cara, y limitado en su extensión hacia arriba por el surco naso-labial que va desde el lado de la nariz hasta la comisura de los labios.

El interior de la mejilla es la mucosa de la boca, que confluye con las encías de los dientes superiores e inferiores y con la faringe posteriormente. Las glándulas salivales se encuentran en la mucosa profunda a la masa muscular de la mejilla que es el buccinador (la boca es la cavidad bucal) que tiene una fijación ósea al maxilar y sus fibras pasan hacia arriba para mezclarse con el orbicularis oris el esfínter de la boca equivalente al orbicularis oculi del ojo. El buccinador ayuda a la lengua a desplazar los alimentos por el interior de la boca mientras se mastican entre los dientes y se mezclan con la saliva.

Superiormente, la mejilla está definida por el "pómulo", en realidad un arco óseo formado en parte por el maxilar, en parte por el cigoma y posteriormente por el hueso temporal. El músculo temporal pasa profundamente al arco para insertarse en la apófisis coronoides de la mandíbula.

Posteriormente, el músculo masetero bien definido se consideraría probablemente el límite de la zona de las mejillas, está en parte cubierto por la mayor de las glándulas salivales, la glándula parótida, que se extiende hacia arriba en la mejilla; cuando se extirpa por cáncer, deja una diferencia obvia en la simetría de la cara.

Algunas personas tienen lo que podría denominarse un aspecto de "ardilla listada", con mejillas hinchadas y bien definidas, que normalmente debe deberse a una almohadilla de grasa inusualmente gruesa y desarrollada; no se observa en personas de constitución delgada. En sentido contrario, las mejillas pueden parecer hundidas en las personas que han seguido una dieta excesiva o padecen SIDA, y pueden parecer poco definidas en las que tienen arcos cigomáticos (pómulos) poco desarrollados.